One census taker went to the home of a rather poor family in the mountains of West Virginia to     gather information. He asked the mother how many dependents she had. She began, “Well, there is  Rosie, and Billy, and Lewella, Susie, Harry, and Jeffrey. There’s Johnny, and Harvey, and our dog, Willie.” It was then that the census taker interrupted her aid said: “No, ma’am, that’s not necessary. I only need the humans.” “Ah,” she said. “Well, theregood-sheppard1 is Rosie, and Billy, and Lewella, Susie, Harry, and Jeffrey, Johnny, and Harvey, and….” But there once again, the census taker interrupted her. Slightly  exasperated, he said, “No, ma’am, you don’t seem to understand. I don’t  need their names, I just need the numbers.” To which the old woman replied, “But I don’t know them by numbers. I only know them by name.”    In today’s gospel Jesus the good shepherd says that he knows his sheep by name.
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In London, a crowd had gathered to hear a famous Shakespearean actor recite some of Shakespeare’s  dramas. The crowd was so very entranced and entertained by the    actor’s abilities, and they gave him frequent standing ovations. An old preacher in the audience encouraged the actor to recite the 23rd Psalm, using his Shakespearean style. The actor agreed on one condition that the preacher also should do so after he finished.  The actor used much expression and voice inflection and all of his acting abilities, and when he was finished, the crowd gave a resounding standing ovation that lasted for several minutes. Then the  old preacher started reciting the same psalm. As he began, his voice was shaky because of his reverence for God’s Word. When the preacher was finished, nobody clapped. They couldn’t. There wasn’t a dry eye    anywhere, and all were busy wiping their tears. The Shakespearean actor slowly stood, and he said, “Ladies and gentlemen, there is obviously a difference between this preacher and me. I know the Psalm of the Good Shepherd psalm , but this preacher knows the Shepherd of the Psalm.”
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It’s been said that every pastor ought to have six weeks of vacation each year, because if he is a real good shepherd, he deserves it; and if he is not a very good shepherd, his congregation deserves it.

Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian BlvdHayward, CA, USA 94541
Office Phone: 510 783 2766
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Un verificador fue a la casa de una familia bastante pobre en las  montañas de Virginia Occidental para reunir información. Le preguntó a la madre cuántos  dependientes tenía. Ella comenzó, “Bueno, está Rosie y Billy y   Lewella, Susie, Harry y Jeffrey. Está Johnny y Harvey y nuestro perro, Willie”. Fue entonces que el verificador la interrumpió y dijo: “No, señora, eso no es necesario. Sólo necesito a los seres humanos”. “Ah”, dijo. “Bueno, hay Rosie y    Billy, Lewella, Susie, Harry y Jeffrey, Johnny y Harvey, y…” Pero allí una vez más, el verificador le interrumpe. Ligeramente  exasperado, dijo: “No, señora, no parece que entiende. No necesito sus  nombres, sólo necesito los                     números”. A lo que la anciana   respondió, “pero no les conozco por números. Sólo los conozco por su nombre.” En el Evangelio de hoy Jesús el Buen Pastor dice que conoce a sus ovejas por su nombre.
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Londres, una multitud se había reunido para oír a un actor famoso Shakesperiano recitar algunos de los dramas de Shakespeare. La multitud estaba muy extasiada y entretenida por las habilidades del actor, y le dieron frecuentes ovaciones. Un   viejo predicador en el público animó al actor para recitar el Salmo 23, usando su estilo Shakesperiano. El actor accedió con una condición, que el predicador lo hiciera después de que el terminara.  El actor utilizó mucha expresión e inflexión de voz y todas sus capacidades de  actuación, y cuando terminó, la  multitud le dio una rotunda ovación que duró varios minutos. Entonces el viejo predicador empezó a recitar el mismo Salmo. Cuando comenzó, su voz estaba temblorosa debido a su reverencia por la Palabra de Dios. Cuando el predicador terminó, nadie aplaudió. No pudieron. No había un ojo seco en ningún lugar, y todos estaban ocupados limpiando sus    lágrimas. El actor Shakesperiano lentamente se puso de pie y dijo: “Damas y Caballeros, obviamente hay una diferencia entre este  predicador y yo. Yo sé el Salmo del Buen Pastor, pero este predicador conoce al Pastor del Salmo”.

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Se ha dicho que cada Pastor debería tener seis semanas de vacaciones cada año, porque si es un buen Pastor, se lo merece; y si no es un muy buen Pastor, su congregación se lo merece.

Fr.Joseph Antony Sebastian
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