Un monje estaba pasando a lo largo de una       carretera desierta y peligrosa. Se encontró a un hombre herido con fiebre alta desamparadamente tirado en la carretera. El monje tuvo compasión de él y empezó a cuidar de él. El limpió las heridas y las ató con hojas medicinales; Él compartió su comida con él y pasó la noche cuidando de él. A la mañana siguiente el hombre se sintió un poco mejor y pudo continuar por su cuenta. Cuando el monje estaba a punto de despedirse, el extraño se volvió hacia el monje y le dijo: “Señor, tú no sabes quién soy – ni mi nombre, ni mi raza o casta o lengua, y aun así cuidaste de mis heridas, compartiste tu comida y       pasaste la noche cuidando de mí. Dime, ¿qué te hizo hacer todas estas cosas por mí? “Entonces el monje respondió: “El Señor quien me creó dijo, ‘ lo que hiciste al más pequeño de vuestros hermanos, lo hiciste por mí ‘ Tú eres mi hermano. Lo que hice por ti, lo he hecho por mi Señor”.     Entonces el hombre dijo: “Señor, quién es tu Dios. Si tu Dios te pide hacer todas estas cosas por un extraño, entonces yo necesito a ese Dios. Dame a ese Dios”. El monje facilitó el camino hacia Dios en la vida de ese       hombre. Se dice que un santo es aquel que hace que sea fácil para los demás creer en Dios.

Cada cristiano bautizado tiene el deber de anunciar a Cristo a los demás. Podemos cumplir con este deber viajando a los países de misión y predicar a la gente sobre Jesús y sus enseñanzas, ofreciendo ayuda monetaria a los misioneros que están predicando sobre Jesús y su mensaje, ofreciendo oraciones para las personas que trabajan en los territorios de misión, etc. Pero la mejor manera que podemos predicar el Evangelio a los demás es vivir una vida que inspire a otros para averiguar lo que nos hace vivir una vida tan buena y noble. Nuestro ejemplo de vida es la mejor manera con la cual podemos facilitar la venida de Dios a la vida de los demás. Durante este tiempo de Adviento, decidamos vivir una vida que hará que nuestros vecinos y miembros de la familia busquen a Jesús quien nos inspira a vivir una buena vida.

 

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Un hombre que creía que él era Juan el Bautista estaba molestando en el barrio. Así que para la seguridad pública, fue llevado a la fuerza a la sala psiquiátrica de un hospital. Lo pusieron en una habitación con otro       paciente loco. Inmediatamente comenzó su rutina, “Yo soy Juan el         Bautista. El Señor me ha enviado como el precursor de Cristo el Mesías!” El otro lo miró y declaró: “Yo soy el Señor tu Dios. Yo no te envié!”

 

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Las compras para Navidad, aunque divertido, puede ser difícil. ¿Se enteró de la persona que compró a su esposa un anillo de diamante para       Navidad? Un amigo de él dijo, “Yo creía que ella quería uno de esos   vehículos de tracción 4 x 4 deportivo.” “Sí”, contestó. “Pero, ¿dónde voy a encontrar un Jeep falso?”