Jesus’ world was a demon-haunted world. Men and women in the ancient world believed in demons. Demons for them were intensely real. The first century world was one of pain and suffering. There was no relief from pain. It was a world of natural disasters that took a heavy toll on life. Disease, even the slightest illness, could be fatal. There was a high rate of infant mortality. Life expectancy was in the middle forties. Because they had no idea of the causes of natural disaster, calamity, or disease, the people associated them with demons. It is difficult for our modern world to realize the power and influence that demons had upon first century human life. But when it comes to evil and demons, is there that much difference between the first and twenty-first centuries? We cannot dismiss evil as a first century phenomenon. It operates as an active force in our world as well as in our souls. In one lifetime we have witnessed the Holocaust of World War II, the Jewish holocaust, genocide in Cambodia, Jonestown, ethnic cleansing in Bosnia, child abuse in America, Branch Davidians, the bombings at New York’s Twin Towers and Oklahoma City. Boko Haram and ISIS atrocities. Who would deny that our century is possessed of an evil spirit?
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We see good people addicted to alcohol, addicted to drugs, addicted to all kinds of inappropriate, often destructive behavior, and with good reason we ask, “What got into them? Surely they knew better. Why did they let this happen?” In Jesus’ time they might have answered it this way, “They were possessed by a demon.” How many of you sports fans remember the name Mickey Mantle? When Mickey Mantle played for the New York Yankees, many fans and sports writers predicted that he would be the best ever to play the game of baseball. He demonstrated spectacular talent and athleticism from a young age. He was voted the Most Valuable Player of the American League three times, and set numerous records that still stand today. But even Mantle will admit that he never lived up to his potential. Mantle became addicted to alcohol during his second season in the big leagues. He did such a good job of hiding his problem that his coaches and teammates never suspected anything. Mantle continued to battle his addiction until he turned sixty-three, when he finally went public with his secret. He went into treatment and gave up booze. Sadly, years of alcohol abuse had destroyed Mickey Mantle’s body. He died a few months later of liver cancer. His friends remember him for the dignity and Faith he demonstrated in his last days.

Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
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Nota de nuestro pastor:

El mundo de Jesús era un mundo lleno de demonios. Hombres y mujeres en el mundo an!guo creían en los demonios. Los demonios para ellos eran intensamente reales. El mundo del primer siglo fue de dolor y sufrimiento. No hubo alivio al dolor. Hubo desastres naturales que afectaron mucho la vida de la población. Las enfermedades, incluso en sus primeras fases podian ser fatales. Hubo una alta tasa de mortalidad infan!l. La esperanza de vida era de cuarenta años. Debido a que no tenían idea de las causas de los desastres naturales, de las calamidades o las enfermedades, las personas las atribuían a los demonios. Es di”cil para nuestro mundo moderno comprender el poder y la influencia que los demonios tuvieron sobre la vida humana del primer siglo. Pero cuando se trata de maldad y demonios, ¿habrá tanta diferencia entre el siglo primero y el siglo vein!uno? No podemos descartar el mal como un fenómeno del primer siglo. Opera como una fuerza ac!va en nuestro mundo y también en nuestras almas. En una vida hemos sido tes!gos del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, el holocausto judío, el genocidio en Camboya, Jonestown, la limpieza étnica en Bosnia, el abuso infan!l en Estados Unidos, la secta de los Davidianos en Texas, la destruccion de las Torres Gemelas en Nueva York y la bomba en la ciudad de Oklahoma. Boko Haram y las atrocidades de ISIS tampoco se quedan atrás. ¿Quién negaría que en nuestro siglo no ronda un espíritu maligno?
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Hay tanta gente buena adicta al alcohol y a las drogas; adicta a todo !po de conductas inapropiadas ya menudo destruc!vas, y con buenas razones preguntamos: “¿Qué les pasó? Seguramente sabían mejor. ¿Por qué permi!eron que esto sucediera?” En los !empos de Jesús podrían haberlo respondido de esta manera: “Fueron poseídos por un demonio”. ¿Cuántos de ustedes los faná!cos de los deportes recuerdan el nombre de Mickey Mantle? Cuando Mickey Mantle jugó para los Yankees de New York, que sería el mejor jugador de béisbol del mundo. Demostró talento y atle!smo espectaculares desde una edad temprana. Fue votado como el Jugador Más Valioso de la Liga Americana en tres ocasiones, y estableció numerosos récords que aún permanecen en pie. Pero incluso Mantle admi!rá que nunca estuvo a la altura de su potencial. Mantle se volvió adicto al alcohol durante su segunda temporada en las grandes ligas. Hizo un buen trabajo ocultando su problema que sus entrenadores y compañeros de equipo nunca sospecharon nada. Mantle con!nuó luchando contra su adicción hasta que cumplió sesenta y tres años, cuando finalmente admi!ó públicamente su problema. Él entró en tratamiento y renunció a la bebida. Tristemente, los años de abuso de alcohol habían destruido el cuerpo de Mickey Mantle. Él murió unos meses más tarde de cáncer de hígado. Sus amigos lo recuerdan por la dignidad y la fe que demostró en sus úl!mos días.

Fr.Joseph Antony Sebastian
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