Monsignor Arthur Tonne has a funny story on today’s Gospel lesson. A village farmer stopped at a restaurant in the nearby town and sat near a group of young fellows who were acting up, shouting at the cook and heckling the waitress. When his meal was set before him the old farmer bowed his head to offer a prayer. One of the smart-alecks thought he would have some fun with the old farmer. So, he shouted in a loud voice that could be heard by everyone, “Hey, Pop, does everyone do this where you come from?” Calmly the old man turned towards the lad with an innocent smile and replied in an equally loud voice: “No son, our pigs don’t.” Today’s Gospel tells us that, before feeding the five thousand, Jesus took the loaves of bread, gave thanks (to God his Father) and distributed them.

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Paul had received a special pre- Christmas gift from his rich brother. It was a beautiful new car – fully loaded and ready to go. On Christmas Eve, when Paul came out of his o ffice, a street kid was walking around the shiny new car, admiring it. “Is this your car, mister?” the kid asked. When he replied that it was and that his brother had given it to him for Christmas, the boy said, “You mean your brother gave it to you, and it didn’t cost you anything? Free? For nothing? Gosh, I wish…” The boy hesitated, and Paul knew what he was about to say. He had heard it many times over the past few days. He was going to wish he had a brother like that. But what the boy said shocked Paul. ”I wish”, the boy said, “I wish I could be a brother like that.” We can be a brother like that or a sister like that. All it takes is that we offer ourselves and what we have, to God. All it takes is that we cease to worry about how little we have and begin instead to think about what it is that we can offer to others, as the little boy in today’s Gospel story did by sharing his bread and fish with the multitude through Jesus. (“Chicken Soup” series).

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A young man saw an elderly couple sitting down to lunch at McDonald’s. He noticed that they had ordered one meal, and an extra drink cup. As he watched, the gentleman carefully divided the hamburger in half, counted out the fries, one for him, one for her, until each had half of them. Then he poured half of the soft drink into the extra cup and set that in front of his wife. The old man then began to eat, and his wife sat watching, with her hands folded in her lap. The young man decided to ask if they would allow him to purchase another meal for them so that they didn’t have to split theirs. The old gentleman said, “Oh no. We’ve been married 50 years, and everything has always been and will always be shared, 50/50.” The young man then asked the wife if she was not going to eat, and she replied, “It’s his turn with the teeth.”

Fr. Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
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Nota de nuestro pastor:

El Monseñor Arthur Tonne tiene una historia divertida de la lección del Evangelio de hoy. Un granjero del pueblo se paró en un restaurante de la ciudad y se sentó junto a un grupo de jóvenes que estaban gritándole al cocinero y a la mesera. Cuando la comida fue puesta delante del viejo, el granjero inclinó la cabeza para ofrecer una oración. Uno de ellos pensó que se divertiría un rato con el viejo granjero. Así es que, gritó en alta voz para que oyera todo el mundo, “Hey, Pop, todo el mundo hace esto de donde vienes?” Con calma el anciano se volvió hacia el muchacho con una sonrisa inocente y respondió con una voz igualmente alta: “No hijo, nuestros cerdos no.” El Evangelio de hoy nos dice que, antes de alimentar a los 5 mil, Jesús tomó los panes, dio gracias (a Dios Padre) y los distribuyó.

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Pablo había recibido un regalo especial antes de Navidad de su hermano rico. Era un hermoso coche nuevo – completamente cargado y listo para conducir. El día de Nochebuena, cuando Pablo salió de su oficina, un niño de la calle estaba caminando alrededor del brillante coche nuevo, admirándolo. “¿Este es su coche, Señor?” preguntó el niño. Cuando él contestó que sí, y que su hermano se lo había dado para la Navidad, el niño dijo: “te refieres que tu hermano te lo dio, y no te costó nada? ¿Gratis? ¿nada? Dios mío, ojalá…” El muchacho vaciló, y Pablo sabía lo que iba a decir. Él lo había escuchado muchas veces en los últimos días. Iba a decir que deseaba tener un hermano así. Pero lo que dijo el muchacho sorprendió a Pablo. ” deseo “, el muchacho dijo, ” Deseo poder ser un hermano así .” Podemos ser un hermano o una hermana así. Todo lo que necesitamos es ofrecernos nosotros mismos y lo que tenemos, a Dios. Todo lo que necesitamos es dejar de preocuparnos por lo poco que tenemos y en su lugar empezar a pensar en lo que podemos ofrecerles a otros, como el niño en el Evangelio de hoy, compartiendo su pan y pescado a la multitud a través de Jesús. (Serie ” Chicken Soup “).

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Un joven vio a una pareja de ancianos sentarse a comer en McDonalds. Se dio cuenta de que había ordenado una comida y una taza de bebida extra. Mientras observaba, el caballero dividió cuidadosamente la hamburguesa por la mitad, contó las papas fritas, una para él, una para ella, hasta que cada uno tenía la mitad de todo. Luego vertió la mitad de la bebida en la taza extra y la coloco frente a su esposa. El viejo comenzó a comer, y su espo sa se sentó mirando, con las manos dobladas en su regazo. El joven decidió solicitar si le permitiría comprar otra comida para ellos para que no tuvieran que compartir. El anciano dijo, “Oh no. Nosotros hemos estado casados 50 años, y todo siempre ha sido y siempre será compartido, 50/50.” El joven preguntó a la esposa si ella no iba a comer, y ella respondió: “Es su turno con los dientes”.

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