At the turn of the century, a man wrote in his diary the story of a young newsboy he met on a street near his home in London. It was well known in the neighborhood that the boy was an orphan. All a!empts to place the boy in either an ins”tu”on or a foster home were thwarted, because the boy refused each offer of help and ran away when a!empts were made to confine him. ‘I can take care o’ myself jest fine, thank ye!” he would say to kindly old ladies who ques”oned whether he’d had his porridge that day. Indeed, he never looked hungry and his persistence at selling papers, load a&er load, gave the impression he spoke the truth. But the streets are a lonely place for a child to live, and the man’s diary reflects a conversa”on he had with the child about his living arrangements. As he stopped to buy his paper one day, the man bought a li!le extra “me by fishing around in his pocket for coins and asked the boy where he lived. He replied that he lived in a li!le cabin in an impoverished district of the city near the river bank. This was something of a surprise to the man. With more interest, he inquired, “Well, who lives with you?” The boy answered, “Only Jim. Jim is crippled and can’t do no work. He’s my Pal.” Now clearly astounded that the child appeared to be suppor”ng not only himself but also someone who was unable to contribute any income the man noted, ”You’d be be!er off without him?” The answer came with not a li!le scorn- a sermon in a nutshell: “No sir, I couldn’t spare Jim. I wouldn’t have nobody to go home to. An’ say, mister, I wouldn’t want to live and work with nobody to divide with, would you?” [Alice Gray in Stories for the Heart; quoted by Fr. Botelho.]

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“Do most Catholics give a fair share of their income to the Church and to chari”es? A Gallup poll answered that query. In a recent year, American Catholics gave 1.3% of their income to parish and chari”es. But Protestants gave 2.4% and Jews 3.8%. A survey reveals while 44% of Bap”sts “the giving to their parishes and chari”es, only 4% of Catholics do. Many Catholics are more generous to waiters than to God. They give up to 20% of their bill. That is double-“thing. Our compara”ve “ghtness with our dollars comes despite Rousseau’s admoni”on. “When a man dies, he carries in his hands only that which he has given away.”

Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
Office Phone: 510 783 2766

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Nota de nuestro pastor:

A la vuelta del siglo, un hombre escribió en su diario la historia de un joven vendedor de periódicos que se reunía en una calle cerca de su casa en Londres. Era bien conocido en el barrio que el niño era huérfano. Se frustraron todos los intentos de colocar al niño en una institución o un hogar de crianza, porque el chico rechazaba cada oferta de ayuda y huía cuando se intentaba limitarlo. ”Puedo cuidarme solo, gracias!” decía amablemente a las señoras mayores que cuestionaban si había tenido su papilla ese día. De hecho, nunca se vio hambriento y su persistencia en la venta de artículos, carga tras carga, dio la impresión de que hablaba la verdad. Pero las calles son un lugar solitario para que un niño viva, y el diario del hombre refleja una onversación que él tuvo con el niño sobre sus medios de subsistencia. Cuando se detuvo para comprar su papel un día, el hombre compró un poco de tiempo extra buscando monedas en su bolsillo y le preguntó al niño donde vivía. Él contestó que vivía en una cabaña pequeña en un barrio pobre de la ciudad cerca de la orilla del río. Esto fue una sorpresa para el hombre. Con más interés, le preguntó, “¿bueno, quien vive contigo?” El much acho respondió: “sólo Jim. Jim es un lisiado y no puede hacer ningún trabajo. Él es mi compadre”. Ahora, claramente asombrado que el niño parecía apoyar no sólo a sí mismo sino también a alguien que era incapaz de contribuir a los ingresos, el hombre observó, “Usted estaría mejor sin él?” La respuesta llegó no con poco desprecio – un sermón en pocas palabras: “No señor, yo no puedo reponer a Jim. No tendría a nadie al llegar a casa. Y Señor, no me gustaría vivir y trabajar para compartir con nadie, ¿y usted?” [Alice Gray en Historias para el Corazón; citado por el P. Botelho.]

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“¿La mayoría de los Católicos dan una buena proporción de sus ingresos a la Iglesia y a obras de caridad? Una encuesta de Gallup respondió a esa pregunta. Recientemente, los Católicos Americanos dieron 1.3% de sus ingresos a la parroquia y caridades. Pero los Protestantes dieron 2.4% y los Judíos 3.8%. Una encuesta revela que mientras que el 44% de los Bautistas dan el diezmo a sus parroquias y organizaciones caritativas, sólo el 4% de los Católicos lo hacen. Muchos Católicos son más generosos con los camareros que con Dios. Dan hasta un 20% de su factura. Es el doble del diezmo. Nuestra rigidez comparativa con nuestros dólares viene a pesar de la admonición de Rousseau. “Cuando un hombre muere, él lleva en sus manos sólo lo que ha regalado.”

Fr.Joseph Antony Sebastian
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