“Theologian William Stringfellow tells the story of a friend who graduated at the same time as he did from Harvard Law School. This friend accepted a position with a well-known Wall Street firm. The classmate married the summer before he began at the firm. When he later reported to work, his employer told the new lawyer that he should have consulted the firm before getting married. However, they said, “Since he was married, it would be advisable for him and his wife to refrain from having any children for at least two or three years. Furthermore, for the sake of his advancement in the firm, he should and would want to devote all of his time both in the office and in his personal life to the service of the firm, and children might interfere with this.” [Quentin J. Schultze, Communicating for Life (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 2000), p. 79] The firm wanted him to have no other god than his work. And there are many people today who are making that kind of commitment to their employer. A study by the Roper Organization sometime back showed that recent MBA graduates work at least 80 hours per week. There is nothing wrong with hard work, as long as it does not stand in the way of close relationships with other people and with God. Martha and Mary’s story in today’s Gospel teaches that there is a time for work by doing good to others and there is a time for prayer by talking to God and listening to Him.
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Some single men in a Bible study group were discussing who would make the better wife–Martha or Mary. One fellow said, “Well, I think Martha would make the better wife. The way to a man’s heart is through his stomach. It sounds like Martha surely knew how to cook. I would love to be married to a woman like that!” Another man said, “I think Mary would make the better wife. She was always so thoughtful, sweet and loving. I could be very happy, married to a woman like Mary!” Finally, another fellow settled the argument when he said, “Well, I would like to be married to both of them. I would like Martha before supper and Mary after supper.” Today’s Gospel challenges us to combine the listening spirit of Mary with the dynamic spirit of Martha in our Christian lives.
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A person had been confined to a mental institute. After years of treatment it was decided that he was well enough to be discharged. So the psychiatrist approached his patient to congratulate him. “I have good news for you. The board has examined your case and they have decided that you are completely cured. You can go home.” Seeing the resentful look on the face of the patient, the doctor said: “Why are you reacting in this way? Aren’t you happy now that you are cured?” And the man ranted back, “I am cured, but I am not going home! When I came here I was Pope John Paul II. I was busy like Martha in the Bible story, blessing people, writing encyclicals and giving daily papal audience to all the inmates and visitors of this house. But I will be nobody at home!”
Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
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Office Phone: 510 783 2766
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Nota de nuestro pastor:
“El teólogo William Stringfellow narra la historia de un amigo que se graduó con él en la Escuela de Abogados de Harvard. Este amigo aceptó una posición con una firma conocida de Wall Street. El compañero se había casado el verano antes de comenzar en la empresa. Cuando él se presentó a trabajar, su empleador le dijo al nuevo abogado que debería haber consultado con la firma antes de casarse. Sin embargo, dijeron, “ya que estaba casado, le sugería que él y su esposa se abstuvieran de tener hijos por lo menos dos o tres años. Además, para su avance en la firma, debería y querría dedicar todo su #empo en la oficina y en su vida personal al servicio de la empresa, y los niños podrían interferir con esto.” [Quen#n J. Schultze, Comunicación para la vida (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 2000), p. 79]. La empresa quería que no tuviera otro Dios sino su trabajo. Y hay muchas personas hoy en día que están haciendo ese #po de compromiso con su empleador. Un estudio realizado por la Organización Roper un #empo atrás demostró que recientes MBA graduados trabajan por lo menos 80 horas por semana. No hay nada malo con trabajo arduo, con tal que no interfiera con las relaciones cercanas con otras personas y con Dios. La historia de Marta y de María en el Evangelio de hoy nos enseña que hay un #empo para hacer el bien a otros, y hay un #empo para la oración para hablar con Dios y escucharlo.
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Algunos hombres solteros en un grupo de estudio de la Biblia estaban discu#endo quién haría la mejor esposa, Martha o María. Un compañero dijo, “bueno, creo que Martha haría la mejor esposa. La entrada al corazón de un hombre es a través de su estómago. Parece que Martha seguramente sabía cómo cocinar. Me encantaría estar casado con una mujer como esa!” Otro hombre dijo: “Creo que María sería la mejor esposa. Ella era siempre tan atenta, dulce y amorosa. Podría ser muy feliz, casado con una mujer como María!” Finalmente, otro compañero resolvió el argumento cuando dijo, “bien, me gustaría estar casado con ambas. Me gustaría Marta antes de la cena y María después de la cena.” El Evangelio de hoy nos desa%a a combinar el espíritu atento de María con el espíritu dinámico de Martha en nuestras vidas Cris#anas.
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Una persona había sido confinada a una ins#tución mental. Después de años de tratamiento se decidió que estaba lo suficientemente bien para ser dado de alta. Así que el psiquiatra se acercó a su paciente para felicitarle. “Tengo buenas no#cias para usted. La junta ha examinado su caso y ha decidido que usted está curado completamente. Usted puede ir a casa.” Viendo la mirada resen#da en la cara del paciente, el médico dijo: “¿por qué usted está reaccionando de esta manera? No eres feliz ahora que está curado?” Y el hombre contestó molesto “Estoy curado, pero no me iré a casa! Cuando llegué aquí era el Papa Juan Pablo II. Estaba ocupado como Marta en la historia de la Biblia, bendiciendo a personas, escribiendo encíclicas, y dando audiencia papal diaria a todos los reclusos y visitantes de esta casa. Pero voy a ser un nadie en la casa!”
Fr.Joseph Antony Sebastian
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