On Jan 21, 2013, Americans heard the inaugural speech of President Barak Obama, opening his second term as the 44th president of the United States. Every single Inaugural Address from George Washington’s to Barak Obama’s has been preserved. In these speeches, presidents have laid out for the country their dreams, goals, and aspirations. Here is a part of the first president George Washington’s speech (April 30, 1789), when he bravely acknowledged the role of God in his administration: He said, “It would be improper to omit in this first official act my fervent supplications to that Almighty Being Who rules over the universe, Who presides in the councils of nations, and Whose providential aids can supply every human defect.” Franklin Roosevelt said on March 4, 1933, “This is preeminently the time to speak the truth, the whole truth, frankly and boldly.” Americans remember the role of citizens outlined in President John F. Kennedy’s speech (January 20, 1961), “In the long history of the world, only a few generations have been granted the role of defending freedom in its hour of maximum danger. …. And so, my fellow Americans: ask not what your country can do for you – ask what you can do for your country. My fellow citizens of the world: ask not what America will do for you, but what together we can do for the freedom of man.” More recently we call to mind Ronald Reagan’s American Song theme in 1985: “hopeful, big-hearted, idealistic – daring, decent and fair. That’s our heritage, that’s our song… we raise our voices to the God who is the author of this most tender music.” No doubt you were able to identify several of the presidents by the historical references or by the famous lines, and while all of these Inaugural Addresses are important, some are moving, inspiring and worthy of remembrance. Today in the Gospel of Luke, chapter 4, we listen to an inaugural address delivered not to a Nation but to a synagogue congregation; not in an American city but in a poor village, Nazareth, in Galilee; and not by a man elected by the power of the people but by the God-man Jesus, anointed with the power of the Holy Spirit. Jesus outlines his mission, vision and dreams in this famous speech.
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A mother goes to her pastor and explains that her son seems very interested in becoming a priest. She would like to know what this would require. So the priest begins to explain: “If he wants to become a diocesan priest, he’ll have to study for eight years. If he wants to become a Franciscan, he’ll have to study for ten years. If he wants to become a Jesuit, he’ll have to study for fourteen years.” [This joke originated back when young men entered seminaries right after high school.] The mother listens carefully, and as the priest concludes, her eyes brighten. “Sign him up for that last one, Father — he’s a little slow!
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One day, a little girl was sitting and watching her mother do the dishes at the kitchen sink. She suddenly noticed that her mother had several strands of white hair sticking out in contrast on her head. She looked at her mother and inquisitively asked, “Why are some of your hairs white, Mom?” Her mother replied, “Well, every time that you do something wrong and make me unhappy, one of my hair turns white.” The little girl thought for a while, and said, “Momma, how come that grandma’s head is full of white hair?”
Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
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Nota de nuestro pastor:
El 21 de Enero de 2013, los estadounidenses escucharon el discurso inaugural del presidente Barak Obama, en la apertura de su segundo periodo como el presidente número 44 de los Estados Unidos. Cada Discurso Inaugural desde George Washington hasta Barak Obama se ha conservado. En estos discursos, los presidentes han presentado al país sus sueños, metas y aspiraciones. Aquí está una parte del primer discurso del Presidente George Washington (30 de Abril de 1789), cuando valientemente reconoció el papel de Dios en su administración: él dijo, “Sería incorrecto omitir en este primer acto oficial mis fervientes súplicas a ese Ser Todopoderoso quien gobierna sobre el universo, quien preside los consejos de las Naciones, y cuya providencia ayuda puede suministrar cada defecto humano”. Franklin Roosevelt dijo en 04 de Marzo de 1933, “Esto es preeminentemente el momento de hablar la verdad, toda la verdad, sinceramente y con valentía.” Los estadounidenses recuerdan el papel de los ciudadanos en el discurso del Presidente John F. Kennedy (20 de Enero de 1961), “en la larga historia del mundo, sólo a unas pocas generaciones se le ha concedido el papel de defensa de la libertad en su hora de máximo peligro…. Y así, mis compatriotas Americanos: Pregunte no lo que tu país puede hacer por usted – pregunte lo que usted puede hacer por su país. Mis conciudadanos del mundo: pregunte no lo que América hará por usted, pero lo que juntos podemos hacer por la libertad del hombre.” Más recientemente recordamos el tema de la canción americana de Ronald Reagan en 1985: “esperanzados, de gran corazón, idealista – audaz, decente y justo. Este es nuestro patrimonio, esta es nuestra canción… levantamos nuestras voces al Dios quien es el autor de esta tierna música.” Sin duda fueron capaces de identificar a varios de los presidentes por las referencias históricas o por las famosas líneas, y mientras todos estos Discursos Inaugurales son importantes, algunos son conmovedores, inspiradores y dignos de recordar. Hoy en el Evangelio de Lucas, capítulo 4, escuchamos un discurso inaugural entregado no a una Nación sino a una congregación de la sinagoga; no en una ciudad Americana sino en un pobre pueblo, Nazaret, en Galilea; y no por un hombre elegido por el poder de la gente, sino por el Dios-hombre Jesús, ungido con el poder del Espíritu Santo. Jesús describe su misión, visión y sueños en este famoso discurso.
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Una madre va con su pastor y le explica que su hijo parece muy interesado en convertirse en sacerdote. Le gustaría saber lo que esto requeriría. Así que el sacerdote comienza a explicar: “si él quiere convertirse en un sacerdote diocesano, tendrá que estudiar durante ocho años. Si quiere ser Franciscano, tendrá que estudiar por diez años. Si él quiere convertirse en Jesuita, él tendrá que estudiar durante catorce años.” [Esta broma se originó después de cuando jóvenes ingresaron a seminarios justo después de la secundaria]. La madre escucha con cuidado, y cuando el sacerdote concluye, se le iluminan sus ojos. “Apúntelo a ese último, Padre — él es un poco lento!
Un día, una niña estaba sentada mirando a su madre lavar los platos en el fregadero de la cocina. De repente notó que su madre tenía varios mechones de pelo blanco que sobresaltaban en contraste de su cabeza. Miró a su madre y le preguntó inquisitivamente, “¿por qué algunos de tus cabellos son blancos, mamá?” Su madre respondió: “bueno, cada vez que haces algo mal y me hace infeliz, uno de mis cabellos se pone blanco.” La niña pensó un poco y dijo: “Mamá, ¿cómo es que la cabeza de la abuela está llena de canas?”
Fr.Joseph Antony Sebastian
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