Dr. Mark, a well-known cancer specialist, was once on his way to an important conference in another city where he was going to be granted an award in the field of medical research. He was very excited to attend the conference and was desperate to reach as soon as possible. He had worked long and hard on his research and felt his efforts deserved the award he was about to obtain. However, two hours after the plane took off, the plane made an emergency landing at the nearest airport due to some technical snag. Afraid, that he wouldn’t make it in time for the conference; Dr. Mark immediately went to the reception and found that the next flight to the destination was after ten hours. The receptionist suggested him, to rent a car and drive himself down to the conference city which was only four hours away. Having no other choice, he agreed to the idea despite his hatred for driving long distances. Dr. Mark rented a car and started his journey. However, soon after he left, the weather suddenly changed and a heavy storm began. The pouring rain made it very difficult for him to see and he missed a turn he was supposed to take. After two hours of driving, he was convinced he was lost. Driving in the heavy rain on a deserted road, feeling hungry and tired, he frantically began to look for any sign of civilization. After some time, he finally came across a small tattered house. Desperate, he got out of the car and knocked on the door. A beautiful lady opened the door. He explained the matter and asked her if he could use her telephone. However, the lady told him that she doesn’t have a phone or any electronic gadget but told the doctor to come inside and wait till the weather improved. Hungry, wet and exhausted, the doctor accepted her kind offer and walked in. The lady gave him hot tea and something to eat. The lady told him that he can join her for prayer. But, Dr. Mark smiled and said that he believed in hard work only and told her to continue with her prayers. Sitting on the table and sipping the tea, the doctor watched the woman in the dim light of candles as she prayed next to what appeared to be a small baby crib. Every time she finished a prayer, she would start another one. Feeling that the woman might be in need of help, the doctor seized the opportunity to speak as soon as she finished her prayers. The doctor asked her what exactly she wanted from the God and enquired if she thought God will ever listen to her prayers. He further asked about the small child in the crib for whom she was apparently praying. The lady gave a sad smile and said that the child in the crib is her son who is suffering from a rare type of cancer and there is only one doctor Mark who can cure him but she doesn’t have money to afford his fee and moreover Dr Mark lives in another far off town. She said that God has not answered her prayer so far but said that God will create some way out one day and added that she will not allow her fears to overcome her faith. Stunned and speechless Dr Mark was in tears which were rolling down his cheeks. He whispered God is great and recollected the sequence of events. ….there was malfunction in the plane, a thunderstorm hit, and he lost his way; and all of this happened because God did not just answer her prayer but also gave him a chance to come out of materialistic world and give some time to the poor hapless people who have nothing but rich prayers.
” There are No Accidents in Life”
Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
Office Phone: 510 783 2766
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Nota de nuestro pastor
El Dr. Mark, un especialista de cáncer muy reconocido, iba una vez a una con-ferencia en otra ciudad donde iba a re-cibir un premio por su investigación médica. Él estaba muy emocionado de asistir a la conferencia y quería llegar lo más pronto posible. Había trabajado muchísimo y muy duro en su investi-gación y sentía que sus esfuerzos mere-cían el premio que estaba a punto de recibir. Sin embargo, dos horas después de que el avión despegara, el avión hizo un aterrizaje de emergencia en el aero-puerto más cercano debido a algún in-conveniente técnico. El con miedo que no iba a llegar a tiempo a la conferencia se dirigió inmediatamente a la recep-ción pero se encontró que el próximo vuelo a su destino era de diez horas más tarde. La recepcionista le sugirió que alquilara un auto y que condujera, ya que la ciudad donde era la conferen-cia estaba a sólo cuatro horas de distan-cia. Al no tener otra opción, aceptó la idea a pesar de que no le gustaba con-ducir largas distancias. El Dr. Mark alquiló el auto comenzó su viaje. Sin embargo, poco después de que saliera, el tiempo cambió de repente y comenzó una fuerte tormenta. La lluvia lo hizo muy difícil ver y él se perdió. Después de dos horas de conducir, estaba con-vencido de que se había perdido. Con-duciendo en la fuerte lluvia en una ca-rretera desierta, sintiéndose hambriento y cansado, él frenéticamente comenzó a buscar cualquier signo de civilización. Después de algún tiempo, finalmente se encontró con una pequeña casa vieja. Desesperado, se bajó del auto y toco la puerta. Una bella señora abrió la puerta, le explicó su situación y le preguntó si podía usar su teléfono. Sin embargo, la señora le dijo que ella no tenía teléfono ni cualquier aparato electrónico, pero le dijo al médico que entrara y esperara hasta que el tiempo mejorara. Ham-briento, mojado y exhausto, el médico aceptó su amable oferta y entró. La se-ñora le dio té caliente y algo de comer. La señora le dijo a él que podía unirse a ella en oración. Pero, el Dr. Mark son-rió y le dijo que creía sólo en el trabajo duro y le dijo que continuará con sus oraciones. Sentado en la mesa y bebien-do el té, el médico observó a la mujer bajo la luz de las velas mientras rezaba junto a lo que parecía ser una pequeña cuna. Cada vez que ella terminaba una oración, ella comenzaba otra. Sintiendo que la mujer podría estar en necesidad de ayuda, el médico aprovechó la opor-tunidad para hablar tan pronto como terminó una de sus oraciones. El médi-co le preguntó qué es exactamente lo que quería de Dios y le preguntó si pen-saba que Dios siempre escucha sus ora-ciones. Y que si el pequeño niño en la cuna era para quien ella rezaba. La señora dio una sonrisa triste y le dijo que el niño en la cuna era su hijo que sufría de un raro tipo de cáncer y que solo había tal Dr. Mark que podía cu-rarlo, pero que ella no tenía dinero para pagar sus honorarios y además el Dr. Mark vivía en otra ciudad muy lejos. Ella le dijo que Dios todavía no había respondido a sus oraciones, pero que Dios creará alguna manera de respon-derle y añadió que ella no iba a permitir que sus miedos superaran su fe. Aturdi-do y sin palabras el Dr. Mark lloraba. Le susurró que Dios es grande y le re-cordó la secuencia de los acontecimien-tos. …. No era un mal funcionamiento en el avión, un golpe de truenos, o un camino perdió; todo esto sucedió por-que Dios no se limitó a contestar sus oraciones, sino también le dio la opor-tunidad de salir del mundo materialista y darle un poco de tiempo a los pobres desgraciados que no tienen nada, pero ricas oraciones.
“No hay accidentes en la vida”
Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
Office Phone: 510 783 2766