The Greek author Plutarch describes how Kings are supposed to enter a city. He tells about one Roman general, Aemilius Paulus, who won a decisive victory over the Macedonians. When Aemilius returned to Rome, his triumphal procession lasted three days. The first day was dedicated to displaying all the artwork that Aemilius and his army had plundered. The second day was devoted to all the weapons of the Macedonians they had captured. The third day began with the rest of the plunder borne by 250 oxen, whose horns were covered in gold. This included more than 17,000 pounds of gold coins. Then came the captured and humiliated king of Macedonia and his extended family. Finally, Aemilius himself entered Rome, riding in a magnificent chariot. Aemilius wore a purple robe, interwoven with gold. He carried his laurels in his right hand. He was accompanied by a large choir singing hymns, praising the military accomplishments of the great Aemilius. That, my friends, is how a King enters a city. But the King of Kings? He entered riding on a lowly donkey. Zechariah envisioned the King of Kings, the Messiah, coming not on a great stallion, but riding on a humble donkey. Zechariah foresaw it. Jesus fulfilled it.
————————————————————————
An interesting as well as challenging old fable tells of the colt that carried Jesus on Palm Sunday. The colt thought that the reception was organized to honor him. “I am a unique donkey!” this excited animal might have thought. When he asked his mother if he could walk down the same street alone the next day and be honored again, his mother said, “No, you are nothing without Him who was riding you.” Five days later, the colt saw a huge crowd of people in the street. It was Good Friday, and the soldiers were taking Jesus to Calvary. The colt could not resist the temptation of another royal reception. Ignoring the warning of his mother, he ran to the street, but he had to flee for his life as soldiers chased him and people stoned him. Thus, the colt finally learned the lesson that he was only a poor donkey without Jesus to ride on him. As we enter Holy Week, today’s readings challenge us to examine our lives to see whether we carry Jesus within us and bear witness to Him through our living or whether we are Christians in name only
————————————————————————
A husband and the wife had been quarrelling on the amount of money they needed to spend to buy a house for the husband’s mother. It had been a pitched battle of wills, each digging heels in to preserve the position each had vehemently taken. Emotions had run high. As they were driving to attend a family wedding in a distant city, both were nursing hurt feelings in defensive silence. The angry tension between them was so thick you could cut it with a knife. But, then the silence was broken. Pointing to a donkey standing in a pasture out beside the road, the husband sarcastically asked, “Relative of yours?” The wife quickly replied, “By marriage!”
Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
Office Phone: 510 783 2766
************************************************************
Nota de nuestro pastor:
El autor griego Plutarco describe cómo Reyes se suponen que deben entrar en una ciudad. Dice sobre un General Romano, Aemilius Paulus, quien ganó una victoria decisiva sobre los Macedonios. Cuando Aemilius regresó a Roma, su procesión triunfal duró tres días. El primer día se dedicó a mostrar la obra de arte que había saqueado Aemilius y su ejército. El segundo día fue dedicado a todas las armas de los Macedonios que habían capturado. El tercer día comenzó con el resto del botín saqueado de 250 bueyes, cuyos cuernos estaban cubiertos en oro. Esto incluye más de 17,000 libras de monedas de oro. Entonces vino el Rey capturado y humillado de Macedonia y su familia. Finalmente, Aemilius mismo entró en Roma, en un carro magnífico. Aemilius vestía una túnica púrpura, entretejida con oro. Él llevaba sus laureles en su mano derecha. Estuvo acompañado por un coro grande cantando himnos, alabando los logros militares del gran Aemilius. Eso, mis amigos, es cómo un Rey entra en una ciudad. ¿Pero el Rey de Reyes? Entró montado en un humilde burro. Zacarías visualizó al Rey de Reyes, el Mesías, llegando no en un gran semental, sino montado en un burro humilde. Zacarías lo profetizó. Jesús lo cumplió.
Una interesante y desafiante fabula vieja dice del potro que llevó a Jesús el Domingo de Ramos. El potro pensaba que la recepción fue organizada para honrarlo a él. “Yo soy un burro único!” este animal excitado pudo haber pensado. Cuando le pidió a su madre que si podía caminar solo por la misma calle al día siguiente y ser honrado una vez más, su madre dijo: “No, tú no eres nada sin Él quien te montaba.” Cinco días más tarde, el potro vio a una gran multitud de gente en la calle. Era Viernes Santo, y los soldados llevaban a Jesús al Calvario. El potro no pudo resistir la tentación de otra recepción real. Haciendo caso omiso de la advertencia de su madre, corrió a la calle, pero tuvo que huir por su vida porque los soldados lo persiguieron y las personas le apedrearon. Así, el potro aprendió finalmente la lección que era sólo un pobre burro sin Jesús montado en él. Al entrar en Semana Santa, las lecturas de hoy nos desafían a examinar nuestra vida para ver si cargamos a Jesús dentro de nosotros y somos testigos de Él a través de nuestras vidas o si somos Cristianos solamente de nombre.
———————————————————————
Un esposo y esposa estaban discutiendo sobre la cantidad de dinero que necesitaban gastar para comprar una casa para la madre del esposo. Había sido una batalla campal de voluntades, parados firmemente para preservar la posición de que cada uno había tomado con vehemencia. Las emociones habían estado cargadas. Mientras manejaban para asistir a una boda de familia en una ciudad distante, ambos estaban guardando sentimientos heridos en silencio defensivo. La tensión entre ellos era tan espesa que se podría cortar con un cuchillo. Pero, luego se rompió el silencio. Apuntando a un burro parado en un potrero al lado de la carretera, el esposo sarcásticamente preguntó, “Pariente tuyo?” La esposa respondió rápidamente, “por matrimonio!”
Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
Office Phone: 510 783 2766