Less than a year after Richard and Judie Wheeler began building their dream house in Winona, Texas, Richard learned he had cancer. For the first time in months, the saws and hammers were silent around the Wheeler home. Then a member of the Wheelers’ church stopped by the house they were renting and asked Judie for the plans to the new dwelling. What happened next resembled an old-fashioned barn-raising. Members of the church started up where Richard had left off. Word spread through the community, and people began offering their services. Some knew a little about plumbing, while others could install wiring. A local restaurant fed volunteers all the chicken fried steaks and hamburgers they could eat. As the house neared completion, Richard Wheeler’s battle with cancer ended. He never saw the house finished. But Judie, who moved in with their daughters in October 1994, a month after Richard’s death, said it had been easier for him knowing that the compassionate neighbors of Winona were taking care of his family. [Kim McGuire in Tyler, Texas, Morning Telegraph. Cited in “Heroes for Today,” Readers Digest (May 1996, pp. 64-65.] Wouldn’t you like to live in a neighborhood like that? That is Jesus’ dream for the entire world: that people should care about other people.
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Moses Mendelson tells the story of a woman who came to a great teacher and asked him: “Teacher, how do I know which religion is the right one?” The teacher replied with a story of a great and wise King with three sons. This King had a precious gift–a magic ring that gave him great compassion, generosity, and a spirit of kindness. As he was dying, each of his sons went to him and asked the father for the ring after his death. And he promised to each of the sons that he would give him the ring. Now how could he possibly do that for all three sons? Here’s what he did. Before he died he called in the finest jewelry maker of the land and asked him to make two identical copies of the ring. After his death each of his sons was presented with a ring. Well, it wasn’t long before each of the sons figured out that his brothers also had a ring and therefore two of them had to be fakes. Only one of them could be the genuine article. And so they went before a judge and asked the judge to help them determine which was the authentic ring. Then they could determine who the proper heir was. The judge, however, could not distinguish among the three rings. And so he said: “We shall watch and see which son behaves in the most gracious, generous, and kind manner. Then we will know which possesses the original ring.” And from that day on, each son lived as if he was the one with the magic ring, and no one could tell which was the most gracious, generous, and kind. Then the teacher, having told this story, said to the woman, “If you wish to know which religion is true, watch and see which reveals God’s love for the world.” (Daniel E. H. Bryant)
Fr. Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
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Menos de un año después de que Richard y Judie Wheeler comenzaron a construir la casa de sus sueños en Winona, Texas, Richard se enteró que tenía cáncer. Por primera vez en meses, las sierras y martillos quedaron silenciosos alrededor de la casa de Wheeler. Entonces un miembro de la Iglesia de los Wheelers pasó por la casa que alquilaban y le preguntaron a Judie sobre los planes de la vivienda nueva. Lo que sucedió después se asemejó a un granero antiguo en construcción. Miembros de la Iglesia comenzaron donde Richard había terminado. La voz se propagó a través de la comunidad, y la gente comenzó a ofrecer sus servicios. Algunos sabían poco sobre plomería, mientras que otros podrían instalar cables. Un restaurante local proveyó todos los filetes de pollo frito y hamburguesas que pudieran comer todos los voluntarios. Cuando la casa casi se terminaba de construir, Richard Wheeler perdió la batalla contra el cáncer. Nunca vio la casa terminada. Pero Judie, quien se mudó con sus hijas en Octubre de 1994, un mes después de la muerte de Richard, dijo que había sido más fácil para él sabiendo que los vecinos compasivos de Winona estaban cuidando de su familia. [Kim McGuire en Tyler, Texas, Telégrafo de la Mañana. Citado en “Héroes de hoy,” Readers Digest (Mayo de 1996ft, págs. 64-65.] ¿No le gustaría vivir en un barrio como ese? Es el sueño de Jesús para el mundo entero: que personas cuiden a otras personas.
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Moses Mendelson narra la historia de una mujer que llegó a un gran maestro y le preguntó: “Maestro, ¿cómo sé cuál religión es la correcta?” El maestro respondió con una historia de un gran y sabio Rey con tres hijos. Este Rey tenía un precioso regalo, un anillo mágico que le dio gran compasión, generosidad y un espíritu de bondad. Como se estaba muriendo, cada uno de sus hijos fue hasta él y le pidió al padre el anillo después de su muerte. Y él le prometió a cada uno de los hijos que le daría el anillo. Ahora ¿cómo podría hacer eso por los tres hijos? Aquí es lo que hizo. Antes de morir llamó al mejor fabricante de joyas en la tierra y le pidió que hiciera dos copias idénticas del anillo. Después de su muerte, a cada uno de sus hijos se le presentó un anillo. Bueno, no pasó mucho tiempo antes de que cada uno de los hijos averiguara que sus hermanos también tenían un anillo y por lo tanto, dos de ellos tenían que ser falsos. Sólo uno de ellos podría ser el artículo genuino. Y así fueron ante un juez y le pidieron al juez que determinara cual era el anillo auténtico. Así podría determinar quien el heredero real. El juez, sin embargo, no pudo distinguir entre los tres anillos. Y él dijo: “vamos a mirar cual hijo se comporta de la manera más amable, generosa y buena. Entonces sabremos quien posee el anillo original.” Y a partir de ese día, cada hijo vivió como si estaba con el anillo mágico, y nadie pudo decir quién era el más amable, generoso y bueno. Entonces el maestro, después de haber contado esta historia, le dijo a la mujer, “Si usted desea saber cuál religión es la verdadera, vea quien revela el amor de Dios por el mundo.” (Daniel E. H. Bryant)
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