A survey was made among school children asking the question why they enjoyed reading Harry Potter novels and watching Harry Potter movies. The most common answer was, “Because you never know what’s going to happen next.” This sense of suspense and surprise prompt us to watch the seven episodes of the Star War movies. The same desire for epiphany with the thrill and suspense awaiting them prompt adults to watch James Bond films and encouraged the great explorers like Marco Polo and Christopher Columbus to make risky and adventurous journeys. It is the same curiosity which led the magi to follow the star of Bethlehem. An element of suspense marked every moment in the journey of the Magi, who never knew what road the Spirit of God was going to take them down next. Today’s readings invite us to have the same curiosity of explorers and movie fans so that we may discover the “epiphany” or manifestation or self- revelation of our God in everyone and every event, everywhere.
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When pilots Dick Rutan and Jeana Yeager made their historic flight in 1986 with their spindly Voyager aircraft, the whole world followed it with excitement. For nine days a sky-watch was kept tracking their first non-stop global flight without refueling. Achievers and risk-takers like Dick Rutan and Jeana Yeager have always fascinated us. Marco Polo journeying to India and China, Christopher Columbus coming to America, Admiral Byrd going to the South Pole, our Astronauts flying to the moon: such adventurers have always aroused our admiration and our skepticism. – It was no different at the time of the Magi in today’s Gospel story. To the cynical observer the Magi must have seemed foolish to go following a star. These astrologers had to be a little crazy leaving the security of their homeland to venture forth into a strange country presided over by a madman like Herod. Nevertheless, to the person with the eyes of Faith, the Magi had discovered an immense secret. They found not only the secret of the star but the secret of the whole universe –the secret of God’s incredible love for his people. For the child they found was no ordinary child but the very Son of God become man. (Albert Cylwicki in His Word Resounds).
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While they were talking about the story of the three wise men, a woman asked her parish priest this question, “Do you know why God gave the star to the wise men?” When he professed his ignorance, she told him: “God knows men are too proud to ask directions. If there had been three wise women instead of three wise men, they would have asked for directions, arrived on time, helped deliver the baby, cleaned the stable, made a casserole, and given some practical gifts!”
Fr. Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
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Se realizó una encuesta entre los niños de la escuela haciendo la pregunta por qué disfrutaron leer las novelas de Harry Po!er, y viendo películas de Harry Po!er. La respuesta más común fue, “porque nunca se sabe lo que va a pasar.” Este senftdo de suspenso y sorpresa nos animan a ver los siete episodios de las películas de Star War. El mismo deseo de epifanía con la emoción y el suspenso que les espera, anima a los adultos ver las películas de James Bond y alentó a los grandes exploradores como Marco Polo y Cristóbal Colón hacer viajes arriesgados y aventureros. Es la misma curiosidad que guió a los Magos a seguir la estrella de Belén. Un elemento de suspenso marcó cada momento del viaje de los Reyes Magos, quienes no sabían por cual camino el Espíritu de Dios les iba a llevar. Las lecturas de hoy nos invitan a tener la misma curiosidad de exploradores y aficionados de película para que podamos descubrir la “Epifanía” o manifestación, o auto-revelación de nuestro Dios en todo y cada evento, en todas partes.
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Cuando los pilotos Dick Rutan y Jeana Yeager hicieron su vuelo histórico en 1986 con su frágil avión Voyager, todo el mundo lo siguió con emoción. Durante nueve días se mantuvo un seguimiento de su primer vuelo mundial sin rellenar combusftble. Triunfadores y audaces como Dick Rutan y Jeana Yeager nos han fascinado siempre. Marco Polo viajando a la India y China, Cristóbal Colón llegando a América, el Almirante Byrd viajando al Polo Sur, nuestros Astronautas viajando a la luna: tales aventureros han siempre despertado nuestra admiración y nuestro escepftcismo. – No fue diferente en la época de los Reyes Magos en el Evangelio de hoy. Para el observador cínico los Magos deben haber parecido absurdos ir siguiendo una estrella. Estos astrólogos debían estar un poco locos dejando la seguridad de su patria para aventurarse hacia un país extraño presidido por un loco como Herodes. Sin embargo, para la persona con ojos de Fe, los Reyes Magos habían descubierto un secreto inmenso. Encontraron no sólo el secreto de la estrella, sino el secreto de todo el universo – el secreto del amor increíble de Dios para su pueblo. Porque el niño que encontraron no fue ningún niño ordinario, sino el mismo Hijo de Dios converftdo en hombre. (Albert Cylwicki en His Word Resoundsft.
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Mientras conversaban sobre la historia de los tres Reyes Magos, una mujer le preguntó a su párroco esta pregunta, “¿Sabe usted por qué Dios le dio la estrella a los Reyes Magos?” Cuando profesó su ignorancia, ella le dijo: “Dios sabe que los hombres son demasiado orgullosos para pedir direcciones. Si hubieran habido tres mujeres sabias en lugar de tres Reyes Magos, hubieran pedido direcciones, llegar a ftempo, ayudar a nacer al bebé, limpiar el establo, hacer una cacerola, y dado algunos regalos prácftcos!”
Fr. Joseph Antony Sebastian
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