A true story is told about an advertising executive at Reader’s Digest, who found her emptiness filled in by prayer, listening to God, as Mary did in today’s Gospel. In spite of her successful career, she had felt emptiness in her life. One morning, during a breakfast meeting with her marketing consultant, she mentioned that emptiness. “Do you want to fill it?” her colleague asked. “Of course I do,” she said. He looked at her and replied, “Then start each day with an hour of prayer.” She looked at him and said, “Don, you’ve got to be kidding. If I tried that, I’d go off my rocker.” Don smiled and said, “That’s exactly what I said 20 years ago.” The woman left the restaurant in turmoil. Begin each morning with prayer? Begin each morning with an hour of prayer? Absolutely out of the question! Yet, the next morning she found herself doing exactly that. And she’s been doing it ever since. This woman is the first to admit that it has not always been easy. There have been mornings when she was filled with great peace and joy. But there have been other mornings when she was filled with nothing but weariness. And it was on these weary mornings that she remembered something else that her marketing consultant said. “There will be times when your mind just won’t go into God’s sanctuary. That’s when you spend your hour in God’s waiting room. Still, you’re there, and God appreciates your struggle to stay there.” Today’s Gospel reminds us of the need to combine work and prayer. ——————————————————————— Some single men in a Bible study group were discussing who would make the better wife–Martha or Mary. One fellow said, “Well, I think Martha would make the better wife. The way to a man’s heart is through his stomach. It sounds like Martha surely knew how to cook. I would love to be married to a woman like that!” Another man said, “I think Mary would make the better wife. She was always so thoughtful, sweet and loving. I could be very happy, married to a woman like Mary!” Finally, another fellow settled the argument when he said, “Well, I would like to be married to both of them. I would like Martha before supper and Mary after supper.” Today’s Gospel challenges us to combine the listening spirit of Mary with the dynamic spirit of Martha in our Christian lives. ——————————————————————— A person had been confined to a mental institute. After years of treatment it was decided that he was well enough to be discharged. So the psychiatrist approached his patient to congratulate him. “I have good news for you. The board has examined your case and they have decided that you are completely cured. You can go home.” Seeing the resentful look on the face of the patient, the doctor said: “Why are you reacting in this way? Aren’t you happy now that you are cured?” And the man ranted back, “I am cured, but I am not going home! When I came here I was Pope John Paul II. I was busy like Martha in the Bible story, blessing people, writing encyclicals and giving daily papal audience to all the inmates and visitors of this house. But I will be nobody at home!”
Fr. Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
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Se cuenta una historia real acerca de una ejecu!va de publicidad en Reader’s Digest, que encontró su vacío lleno de oración, escuchando a Dios, como lo hizo María en el Evangelio de hoy. A pesar de su exitosa carrera, ella había sen!do el vacío en su vida. Una mañana, durante una reunión de desayuno con su asesor de mercadotecnia, mencionó ese vacío. “¿Quieres llenarlo?” Preguntó su colega. “Por supuesto que sí”, dijo ella. Él la miró y respondió: “Entonces comienza cada día con una hora de oración”. Ella lo miró y dijo: “Don, !enes que estar bromeando. Si lo intentara, me saldría de encima. “Don sonrió y dijo:” Eso es exactamente lo que dije hace 20 años. “La mujer salió del restaurante en estado de agitación. ¿Comenzar cada mañana con oración? ¿Comenzar cada mañana con una hora de oración? Absolutamente fuera de la cues!ón! Sin embargo, a la mañana siguiente se encontró haciendo exactamente eso. Y lo ha estado haciendo desde entonces. Esta mujer es la primera en admi!r que no siempre ha sido fácil. Ha habido mañanas cuando ella se llenó de gran paz y alegría. Pero ha habido otras mañanas cuando ella estaba llena de nada más que cansancio. Y fue en estas mañanas cansadas que recordó algo más que dijo su asesor de mercadotecnia . “Habrá momentos en que tu mente simplemente no entrará en el santuario de Dios. Ahí es cuando pasas tu hora en la sala de espera de Dios. Aún así, estás ahí, y Dios aprecia tu lucha por permanecer allí “. El Evangelio de hoy nos recuerda la necesidad de combinar trabajo y oración. ——————————————————————————– Algunos hombres solteros en un grupo de estudio bíblico discutian sobre quién sería la mejor esposa: Martha o Mary. Un compañero dijo: “Bueno, creo que Martha sería la mejor esposa. El camino al corazón de un hombre es a través de su estómago. Parece que Martha seguramente sabía cocinar. ¡Me encantaría casarme con una mujer así!” Otro hombre dijo: “Creo que Mary sería la mejor esposa. Ella siempre fue muy amable, dulce y amorosa. ¡Podría ser muy feliz, casada con una mujer como Mary!” Finalmente, otro compañero resolvió la discusión cuando dijo: “Bueno, me gustaría casarme con ambos. Me gustaría que Martha antes de la cena y Mary después de la cena”. El Evangelio de hoy nos desatta a combinar el espíritu de escucha de María con el espíritu dinámico de Marta en nuestras vidas cris!anas. ——————————————————————————– Una persona había sido confinada a un ins!tuto mental. Después de años de tratamiento, se decidió que estaba lo suficientemente bien como para ser dado de alta. Así que el psiquiatra se acercó a su paciente para felicitarlo. “Tengo buenas no!cias para usted. La junta ha examinado su caso y decidieron que usted está completamente curado. Puede irse a casa”. Al ver la expresión de resen!miento en la cara del paciente, el médico dijo: “¿Por qué reaccionas de esta manera? ¿No estás contento ahora de que estás curado?” Y el hombre replicó: “Estoy curado, ¡pero no voy a casa! Cuando vine aquí, fui el Papa Juan Pablo II. Estaba ocupado como Martha en la historia bíblica, bendiciendo a las personas, escribiendo encíclicas y entregando a la audiencia papal todos los días”. Todos los internos y visitantes de esta casa. ¡Pero yo no seré nadie en casa!
Fr. Joseph Antony Sebastian
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