Christopher Burns wrote an article, “Wars’ Lethal Leftovers Threaten Europeans,” in 1994 on the casualties of war, not the most current one with its Improvised Explosive Devices but of wars that officially ended seventy years ago in the case of World War II and ninety-seven years ago as regards World War I. How is that? “The bombs of World War II are still killing in Europe. They turn up, and sometimes blow up, at construction sites, in fishing nets, or on beaches decades after the guns fell silent. Hundreds of tons of explosives are recovered every year in France alone. Thirteen old bombs exploded in France in 2009, killing twelve people and wounding eleven, the Interior Ministry said. ‘I’ve lost two of my colleagues,’ said Yvon Bouvet, who heads a government team in the Champagne-Ardennes region that defuses explosives from both World War I and World War II…. ‘Unexploded bombs become more dangerous with time,’ Bouvet said. ‘With corrosion inside, the weapon becomes more unstable, the detonator can be exposed.” (PreachingToday.com). What is true of buried bombs is true of lingering anger. It explodes when we least expect it. That is why Jesus advises us to manage our anger in the Sermon on the Mount. ————————————————————————– Little Johnny had a quarrel with his younger brother, Willie. Before he said his night prayers, Johnny’s mother said to him, “Now I want you to forgive your brother.” But Johnny was not in a forgiving mood. “No, I won’t forgive him.” He said. Mother tried persuasions of every motherly variety, but nothing worked. Finally, she said, “What if your brother were to die tonight? How would you feel if you knew you hadn’t forgiven him?” Johnny gave in, or so it seemed. “All right, I forgive him.” He said, “but if he’s alive in the morning, I’ll get even with him.” Today’s Gospel invites us to be reconciled with our brothers and sisters first, before we come to him. (John Pichappilly in The Table of the Word). ————————————————————————– Two sisters spent the day fighting. That evening they prepared for bed, still mad at each other. As usual, each knelt by the side of her bed for their prayers. “Dear God,” the 8- year-old began, “Bless Daddy and Mommy, bless our cat and dog.” Then she stopped. Her mother gently prodded, “Didn’t you forget somebody?” She glared across the bed at her 6- year-old sister and added, “And, oh yes, God, bless my ex-sister.” [Pulpit Resource (Jan-Mar 1992), p. 14.] ————————————————————————– My wife and I have a rule. We don’t fight on Saturday nights. You know why? Because I have to preach on Sunday morning. Now I don’t want you to get the idea that we fight the other six nights of the week. Quite frankly, I gave her an unconditional surrender several years ago. Husbands, let me teach you a lesson that will save you a lot of grief. When it comes to your wife, if you lose the battle, you win the war. (Rev. Curtis Fussell).

Fr. Joseph Antony Sebastian
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Christopher Burns escribió un articulo, “Las sobras letales de las guerras amenazan a los europeos”, en 1994 sobre las víctimas de la guerra, no la más actual con sus dispositivos explosivos improvisados, sino de guerras que terminaron oficialmente hace setenta años en el caso de la Segunda Guerra Mundial y hace noventa y siete años con respecto a la Primera Guerra Mundial. ¿Cómo es eso? “Las bombas de la Segunda Guerra Mundial siguen matando en Europa. Aparecen, y a veces explotan, en sittos de construcción, en redes de pesca o en playas décadas después de que las armas se callaran. Cientos de toneladas de explosivos se recuperan cada año solo en Francia. Trece viejas bombas explotaron en Francia en 2009, matando a doce personas e hiriendo a once, dijo el Ministerio del Interior. “He perdido a dos de mis colegas”, dijo Yvon Bouvet, quien dirige un equipo del gobierno en la región de Champaña-Ardenas que desactiva los explosivos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial … “Las bombas sin explotar se vuelven más peligrosas con el tiempo ”, Dijo Bouvet. ‘Con la corrosión en el interior, el arma se vuelve más inestable, el detonador puede quedar expuesto’ ”(PreachingToday.com). Lo que es cierto para las bombas enterradas es cierto para la ira persistente. Explota cuando menos lo esperamos. Es por eso que Jesús nos aconseja controlar nuestra ira en el Sermón del Monte. ———————————————————————————– El pequeño Johnny tuvo una pelea con su hermano menor, Willie. Antes de decir sus oraciones nocturnas, la madre de Johnny le dijo: “Ahora quiero que perdones a tu hermano”. Pero Johnny no estaba de humor indulgente. “No, no lo perdonaré”. Él dijo. Madre intentó persuasiones de todas las variedades maternas, pero nada funcionó. Finalmente, ella dijo: “¿Y si tu hermano muriera esta noche? ¿Cómo te sentirías si supieras que no lo has perdonado?” Johnny cedió, o eso parecía. “Muy bien, lo perdono”. Él dijo: “pero si está vivo por la mañana, me vengaré de él”. El Evangelio de hoy nos invita a reconciliarnos con nuestros hermanos y hermanas primero, antes de venir a él. (John Pichappilly en La tabla de la palabra). ———————————————————————————– Dos hermanas pasaron el día peleando. Esa noche se prepararon para la cama, todavía enojados el uno con el otro. Como de costumbre, cada uno se arrodilló al lado de su cama para sus oraciones. “Querido Dios”, comenzó el niño de 8 años, “Bendice a papá y mamá, bendice a nuestro gato y nuestro perro”. Luego se detuvo. Su madre le dijo suavemente: “¿No te olvidaste de alguien?” Miró por encima de la cama a su hermana de 6 años y agregó: “Y, oh sí, Dios, bendice a mi ex hermana”. [Recurso del púlpito (enero-marzo de 1992), pág. 14.] ———————————————————————————– Mi esposa y yo tenemos una regla. No peleamos los sábados por la noche. ¿Sabes por qué? Porque tengo que predicar el domingo por la mañana. Ahora no quiero que tengas la idea de que peleamos las otras seis noches de la semana. Francamente, le di una rendición incondicional hace varios años. Maridos, déjenme enseñarles una lección que les ahorrará mucho dolor. Cuando se trata de tu esposa, si pierdes la batalla, ganas la guerra. (Rev. Curtts Fussell).

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