On last Saturday early morning (January 16th) I was informed that Mrs. Maria Silva wife of Fernando Silva had passed away. The immediate thought that came to my mind was, ‘What a great loss to our parish.’ Yes, indeed, she was one of the great pillars of our church. She truly practiced what we read in the Book of Joshua 24:15, “As for me and my household, we will serve the Lord.” Our parish is blessed with a few families whose entire household very actively participates in all the activities of our parish. Maria Silva’s family is certainly one such beautiful  families. On every Sunday, her entire family comes together to church and takes active participation at the 10.30 am morning mass. Maria Silva serves as the Mass coordinator; her husband Fernando Silva serves as the usher and her two granddaughters serve as the altar servers. Her daughter and son in law sit at one of the pews around the altar along with their youngest son Kaipo who is just counting his days to become another altar server! Maria Silva was born on September 15th, 1953 in Faial, Azores Island, Portugal. After migrating to USA, she met Fernando Silva and fell in love with each other and got married at All Saints church, Hayward, when she was only 18 years old and Fernando was only 22 years old. Fernando Silva fondly recalls the days when people used to address them as brother and sister as they were looking so young and small. They lived a very happy married life for 48 years. In the opinion of Mr. Fernando, Maria Silva was a very loving wife, a devoted mother and an excellent cook. As she had a very pleasing character and a winning smile on her face, she had plenty of friends. The couple were blessed with three children of which one had died at childbirth. The couple is also blessed with three wonderful grand children who are the joy of their life. The grand children look for excuses to spend time with their grandparents.

Maria Silva was always ready to serve the church. In addition to being the Sunday 10.30 am Mass coordinator, she was one of the chief organizers of our annual Marian Festival. She took pride in decorating the statue of Our Lady of Fathima. Recently when she had gone to Portugal, she brought a beautiful crown for Mother Mary’s statue. In order to raise money for our parish, every year she brings to our parish her entire extended family and make mouth watering Portuguese donuts. The demand for their donuts was such that they had to make more than once to satisfy the request of the people. Maria Silva took great pride in seeing her granddaughters serve at the altar. If her entire family actively participates in all the activities of our parish, the credit goes mainly to the faith and example Maria Silva imparted into her entire family. Indeed, she is a great example to be followed. Truly, she had been a great pillar of St. Joachim parish. May God welcome her into His heavenly abode and grant her a place near Mother Mary whom she served with so much of love and devotion.

El pasado sábado por la mañanatemprano (16 de enero) me informaron que la Sra. María Silva esposa de Sr. Fernando Silva había fallecido. El pensamiento inmediato que me vino a la mente fue: “Qué gran pérdida para nuestra parroquia”. Sí, de hecho, ella era uno de los grandes pilares de nuestra iglesia. Realmente practicó lo que leemos en el libro de Josué 24:15, “En cuanto a mí y mi casa, serviremos al Señor”. Nuestra parroquia ha sido bendecida con algunas familias cuya familia entera participa muy activamente en todas las actividades de nuestra parroquia. La familia de Maria Silva es sin duda una de esas hermosas familias. Todos los domingos, toda su familia se reúne en la iglesia y participa activamente en la misa de las 10.30 de la mañana. Maria Silva se desempeña como coordinadora de misas; su esposo Fernando Silva sirve como acomodador y sus dos nietos sirven como monaguillos. Su hija y su yerno se sientan en uno de los bancos alrededor del altar junto con su hijo menor, Kaipo, que está contando sus días para convertirse en otro monaguillo. Maria Silva nació el 15 de septiembre de 1953 en la Faial isla de Azores, Portugal. Después de emigrar a Estados. Unidos, Conoció a Fernando Silva y se enamoró y se casó en la iglesia de Todos los Santos, Hayward, cuando ella solo tenía 18 años y Fernando solo 22. Fernando Silva recuerda con cariño los días en que la gente solía dirigirse a ellos como hermano y hermana porque se veían tan jóvenes y pequeños. Vivieron una vida matrimonial muy feliz durante 48 años. En opinión del Sr. Fernando, María Silva era una esposa muy cariñosa, una madre devota y una excelente cocinera. Como tenía un carácter muy agradable y una sonrisa ganadora en su rostro, tenía muchos amigos. La pareja fue bendecida con tres hijos de los cuales uno había muerto al dar a luz. La pareja también ha sido bendecida con tres maravillosos nietos que son la alegría de su vida. Los nietos buscan excusas para pasar tiempo con sus abuelos.

María Silva siempre estuvo dispuesta a servir a la iglesia. Además de ser la coordinadora de la misa del domingo a las 10.30 am, fue una de las principales organizadoras de nuestro Festival Mariano anual. Se enorgullecía de decorar la estatua de Nuestra Señora de Fátima. Recientemente, cuando fue a Portugal, trajo una hermosa corona para la imagen de María. Con el fin de recaudar fondos para nuestra parroquia, todos los años ella trae a nuestra parroquia a toda su familia extendida y hace deliciosas portuguesas. La demanda de sus donas fue tal que tuvieron que hacer más de una vez para satisfacer el pedido de la gente. María Silva se enorgulleció de ver a sus nietas servir en el altar. Si toda su familia participa activamente en todas las actividades de nuestra parroquia, el crédito se debe principalmente a la fe y el ejemplo que María Silva impartió a toda su familia. De hecho, es un gran ejemplo a seguir. En verdad, había sido un gran pilar de la parroquia de San Joaquín. Que Dios la reciba en su morada celestial y le conceda un lugar cerca de nuestra madre María, a quien ella sirvió con tanto amor y devoción.