In the beginning of World War II, the Nazis commissioned a massive battleship named the Bismarck. It was the biggest fighting vessel the world had seen up to that time. With the Bismarck the Germans had the opportunity to dominate the seas. Very soon after it was commissioned, the Bismarck sank tons of Allied shipping and allied aircraft. Its massive armor plating resulted in the boast that the Bismarck was unsinkable. But the Bismarck was sunk. And it was sunk due to one lone torpedo which hit the Bismarck in the rudder. As a result, the battleship zig-zagged through the sea, unable to reach harbor. It was only a short while before the British navy was able to overtake and destroy it. — No matter how large the battleship may be, it is doomed without a rudder to direct it. Floundering on the waters of chaos without a rudder, the Bismarck is a modern-day image of a world without the direction of Jesus the Good Shepherd. Without the Lord, the world is headed toward chaos. But with the Lord there is guidance, direction and purpose in life.
—————————————————————-
When the emperor Alexander the Great was crossing the Makran Desert on his way to Persia, his army ran out of water. The soldiers were dying of thirst as they advanced under the burning sun. A couple of Alexander’s lieutenants managed to capture some water from a passing caravan. They brought some to him in a helmet. He asked, “Is there enough for both me and my men?” “Only you, sir,” they replied. Alexander then lifted up the helmet as the soldiers watched. Instead of drinking, he tipped it over and poured the water on the ground. The men let up a great shout of admiration. They knew their general would not allow them to suffer anything he was unwilling to suffer himself.
———————————————————————–
The TV is my shepherd, I shall not want,
It makes me to lie down on the sofa.
It leads me away from the Faith,
It destroys my soul.
It leads me to the path of sex and violence for the
advertiser’s sake.
Even though I walk in the shadow of Christian
responsibilities,
there will be no interruption, for the TV is with me.
Its cable and remote control, they comfort me.
It prepares a commercial for me in the midst of my
worldliness
And anoints my head with secular humanism and
consumerism.
My covetousness runs over;
Surely ignorance and laziness shall follow me all the days
of my life,
And I shall dwell in the house of wretchedness watching
TV forever
En el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, los nazis encargaron un enorme acorazado llamado Bismarck. Era el barco de combate más grande que el mundo había visto hasta ese momento. Con el Bismarck los alemanes tuvieron la oportunidad de dominar los mares. Muy poco después de su puesta en servicio, el Bismarck hundió toneladas de barcos y aviones aliados. Su masivo blindaje resultó en la jactancia de que el Bismarck era insumergible. Pero el Bismarck se hundió. Y se hundió debido a un torpedo solitario que golpeó el Bismarck en el timón. Como resultado, el acorazado zigzagueó por el mar, incapaz de llegar al puerto. Pasó poco tiempo antes de que la armada británica pudiera alcanzarlo y destruirlo. – No importa cuán grande sea el acorazado, está condenado sin timón para dirigirlo. Flotando en las aguas del caos sin timón, el Bismarck es una imagen moderna de un mundo sin la dirección de Jesús el Buen Pastor. Sin el Señor, el mundo se encamina hacia el caos. Pero con el Señor hay guía, dirección y propósito en la vida.
————————————————————–
Cuando el emperador Alejandro el Grande estaba cruzando el desierto de Makran en su camino a Persia, su ejército se quedó sin agua. Los soldados morían de sed mientras avanzaban bajo el sol ardiente. Un par de lugartenientes de Alejandro lograron conseguir un poco de agua de una caravana que pasaba. Le trajeron algunos en un casco. Preguntó: “¿Hay suficiente para mí y mis hombres?” “Sólo usted, señor”, respondieron. Alexander luego levantó el casco mientras los soldados miraban. En lugar de beber, lo volcó y vertió el agua en el suelo. Los hombres lanzaron un gran grito de admiración. Sabían que su general no les permitiría sufrir nada que él mismo no estuviera dispuesto a sufrir.
————————————————————–
La Televisión es mi pastor, nada me faltará,
Me hace acostarme en el sofá.
Me aleja de la fe,
Destruye mi alma.
Me lleva al camino del sexo y la violencia por el
bien del anunciante.
Aunque camino a la sombra de las
responsabilidades cristianas,
no habrá ninguna interrupción, porque la televisión
está conmigo.
Su cable y control remoto, me reconfortan.
Me prepara un comercial en medio de mi
mundanalidad
Y unge mi cabeza con humanismo secular y
consumismo.
Mi codicia se desborda;
Ciertamente la ignorancia y la pereza me seguirán
todos los días de mi vida,
Y viviré en la casa de la miseria viendo la televisión
para siempre