An Iranian mother spared the life of her son’s convicted murderer with an emotional slap in the face as he awaited execution with the noose around his neck, a newspaper reported on Thursday. The dramatic climax followed a rare public campaign to save the life of Balal, who at 19, killed another young man, Abdollah Hosseinzadeh, in a street fight with a knife in 2007. Shargh newspaper said police officers led Balal to a public execution site in the northern city of Nowshahr as a large crowd gathered on Tuesday morning. Samereh Alinejad, mother of the victim, who lost another son in a motorbike accident four years ago, asked the onlookers whether they knew “how difficult it is to live in an empty house”. Balal, black-hooded and standing on a chair before a makeshift gallows, had the noose around his neck when Ms Alinejad approached. She slapped him in the face and removed the rope from his neck, assisted by her husband, Abdolghani Hosseinzadeh, a former professional footballer. “I am a believer. I had a dream in which my son told me that he was at peace and in a good place … After that, all my relatives, even my mother, put pressure on me to pardon the killer,” Ms Alinejad told Shargh. “The murderer was crying, asking for forgiveness. I slapped him in the face. That slap helped to calm me down. Now that I’ve forgiven him, I feel relieved.” Balal said the “slap was the space between revenge and forgiveness”. “I’ve asked my friends not to carry knives … I wish someone had slapped me in the face when I wanted to carry one,” he said.

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The Emperor Napoleon was moved by a mother’s plea for pardon for her soldier son. However, the Emperor said that since it was the man’s second major offense, justice demanded death. “I do not ask for justice,” implored the mother, “I plead for mercy.” “But,” said the Emperor, “he does not deserve mercy.” “Sir,” cried the mother, “it would not be mercy if he deserved it, and mercy is all I ask for.” The compassion and clarity of the mother’s logic prompted Napoleon to respond, “Well, then, I will have mercy.” The Second Sunday of the Easter season invites us to reflect on God’s infinite love and mercy for His people, as detailed in the Bible and as lived and taught by Jesus, and to practice the corporal and spiritual works of mercy.

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A nun was forced by a police officer to pull over for speeding. As the officer was about to write the ticket, the nun said to him, “Blessed are the merciful, for they shall obtain mercy.” The police officer handed the nun the ticket, and said, “Go, and sin no more.”

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The story is told of a politician who, after receiving the proofs of a picture, was very angry with the photographer. He stormed back to the man’s studio and screamed at him: “This picture does not do me justice!” The photographer replied, “Sir, with a face like yours, what you need is mercy, not justice!”

Fr.Joseph Antony Sebastian
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Nota de nuestro pastor: 

Una madre Iraní salvó la vida del asesino convicto de su hijo con una bofetada emocional mientras esperaba la ejecución con la soga alrededor de su cuello, informó un diario el Jueves. El dramático clímax siguió una rara campaña pública para salvar la vida de Balal, de 19 años, quien mató a otro joven, Abdollah Hosseinzadeh, en una pelea callejera con un cuchillo en el 2007. El Diario Shargh dice que policías llevaron a Balal a un sitio de ejecución pública en la ciudad norteña de Nowshahr, donde una gran multitud se reunió el Martes por la mañana. Samereh Alinejad, madre de la víctima, quien perdió a otro hijo en un accidente de moto hace cuatro años, le preguntó a los espectadores si sabían “lo difícil que es vivir en una casa vacía”. Balal, encapuchado de negro y de pie en una silla antes de una horca improvisada, tenía la soga alrededor de su cuello cuando la Sra. Alinejad se acercó. Ella lo abofeteó en la cara y le quitó la cuerda de su cuello, con la ayuda de su marido, Abdolghani Hosseinzadeh, un ex futbolista profesional. “Soy una creyente. Tuve un sueño que mi hijo me dijo que estaba en paz y en un buen lugar… Después de eso, todos mis parientes, incluso mi madre, ejercieron presión sobre mí para perdonar al asesino,” la Sra. Alinejad dijo a Shargh. “El asesino estaba llorando, pidiendo perdón. Lo abofeteó en la cara. La bofetada me ayudó a calmarme. Ahora que le he perdonado, me siento aliviada”. Balal dijo que la “abofeteada era el espacio entre la venganza y el perdón”. “Yo le he pedido a mis amigos que no lleven cuchillos… Desearía que alguien me hubiera abofeteado en la cara cuando quise llevar uno,” dijo.

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El Emperador Napoleón fue conmovido por la súplica de una madre por el perdón de su hijo soldado. Sin embargo, el Emperador dijo que puesto que era el segundo delito mayor del hombre, la justicia exigía la muerte. “No pido justicia,” imploró la madre, “Ruego por misericordia”. “Pero,” dijo el Emperador, “él no merece misericordia”. “Señor,” gritó la madre, “no sería misericordia si lo mereciera, y misericordia es todo lo que pido.” La compasión y la claridad de la lógica de la madre llevaron a Napoleón a responder, “Bueno, entonces tendré misericordia.” El Segundo Domingo de la temporada de Pascua nos invita a reflexionar sobre el infinito amor y misericordia de Dios para su pueblo, como se detalla en la Biblia y cómo vivió y enseñó Jesús, y para practicar las obras corporales y espirituales de misericordia.

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Una monja fue obligada por un oficial de policía a detenerse por exceso de velocidad. Cuando el oficial estaba a punto de escribir la multa, la monja le dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia”. El policía le entregó a la monja la multa y le dijo: “Ve y no peques más”.

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Se cuenta la historia de un político que, después de recibir las pruebas de fotos, estaba muy enojado con el fotógrafo. Él entró al estudio del hombre y le gritó: “esta foto no me hace justicia!” El fotógrafo respondió: “Señor, con una cara como la suya, lo que necesita es misericordia, no justicia!”

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