King Herod had married his brother’s wife, Herodias, viola!ng the Mosaic Law. John the Bap!st showed courage in condemning the king in public and lost his head for it. The Pharisees were se&ng a trap for Jesus, by asking whether he agreed with his cousin John on the non-legi!macy of divorce. They were trying to trick him, to see if he would cri!cize the Mosaic tradi!on and alienate the people. But Jesus used the occasion to declare unequivocally that the bond of marriage comes from God, not man, and that it is permanent and indissoluble: “What God has joined, man must not separate”.
To the ancient Jews marriage meant the husband’s absolute consecra!on to his wife and of the wife to her husband. Thus the Jews had a high ideal of marriage and their rabbis taught: “the very altar sheds tears when a man divorces the wife of his youth.” But in reality, the Jewish husbands treated their wives as their property with no legal rights whatsoever. Influenced by the people of other cultures among whom the Jews lived, they too began to forsake their wives and took new wives. In such a situa!on, the neglected wife or the abandoned wife had no way of surviving as she could not be taken care by any other man as she legally belonged to the man who had abandoned her. So Moses commanded that if a man finds “some indecency” in his wife and is not willing to live with her any longer then he should give her a cer!ficate of divorce which stated: “She is not my wife and I am not her husband.” That cer!ficate proved that they were legally divorced. That way she was free for another man to marry her. In this new arrangement, the intension of Moses was not to change the original intension of Yahweh concerning the marriage but only to protect the abandoned women.
Therefore to the people who quoted the new arrangement that was given to them by Moses Jesus said that because of the hard-heartedness of the Jewish men that Moses allowed such a concession. By nega!ng an interpreta!on of Dt. 24:1-6 that allowed easy divorce, on the ground when a man finds “something indecent” in his wife, Jesus placed the husband and wife on an equal foo!ng in marriage and teaches that no Mosaic regula!on dealing with a temporary situa!on can alter the permanency and unity of marriage which God originally intended.
The Catholic Church’s teaching on the Sacramental nature of marriage and its indissolubility is fundamentally based on this teaching of Jesus on marriage. Chris!an marriage involves both a sacred and legal contract between a man and woman and at the same !me is rooted in a special Covenant with the Lord. That is why Jesus states that a valid marriage is permanent. Hence, the Church has always firmly taught that a Sacramental marriage between Chris!ans in which there has been true matrimonial consent and consumma!on, is absolutely indissoluble, except by the death of one of the spouses. Divorce is immoral also because it introduces disorder into the family and into society. This disorder brings grave harm to the deserted spouse, to children trauma!zed by the separa!on of their parents and o(en torn between them, and because of its contagious effect which makes it truly a plague on society.
Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
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Nota de nuestro pastor:
El Rey Herodes se había casado con su cuñada, Herodías, violando la Ley Mosaica. Juan Bau!sta mostró valen”a al condenar al rey en público y perdió la cabeza por eso. Los Fariseos le estaban tendiendo una trampa a Jesús, preguntándole si estaba de acuerdo con su primo Juan sobre la ilegi!midad del divorcio. Estaban tratando de engañarlo, para ver si él cri!caría la tradición mosaica y alienaría a la gente. Pero Jesús aprovechó la ocasión para declarar inequívocamente que el vínculo del matrimonio viene de Dios, no del hombre, y que es permanente e indisoluble: “lo que Dios unió, el hombre no debe separar”. Para los Judíos an!guos el matrimonio significaba la consagración absoluta del esposo a su esposa y de la esposa a su marido. Así los judíos tenían un alto ideal del matrimonio y sus rabinos enseñaban: “el altar mismo derrama lágrimas cuando un hombre se divorcia de la esposa de su juventud.” Pero en realidad, los maridos Judíos trataban a sus esposas como su propiedad sin derecho legal alguno. Influenciados por la gente de otras culturas, entre los cuales los Judíos vivieron, también empezaron a abandonar a sus esposas y a tomar nuevas esposas. En tal situación, la esposa descuidada o la esposa abandonada no tenía ninguna manera de sobrevivir ya que ella no podía ser atendida por otro hombre porque pertenecía legalmente al hombre que la había abandonado. Así que Moisés ordenó que si un hombre encontraba “alguna indecencia” en su esposa y no estaba dispuesto a vivir con ella, entonces él debería darle un cer!ficado de divorcio que digiera: “ella no es mi esposa y yo no soy su marido”. Ese cer!ficado demostraba que estaban legalmente divorciados. De esa manera ella estaba libre para que otro hombre se casara con ella. En esta nueva disposición, la intensión de Moisés no era cambiar la intención original de Yahweh referente al matrimonio sino era sólo para proteger a las mujeres abandonadas. Por lo tanto a las personas que citaban el nuevo acuerdo que les fue dado por Moisés, Jesús dijo que debido a la dureza del corazón de los hombres Judíos, por eso Moisés permi!ó tal concesión. Por la negación de una interpretación de Dt. 24:1-6 que permi!ó el divorcio fácil, con el argumento que cuando un hombre encuentra “algo indecente” en su esposa, Jesús coloca al marido y la mujer en igualdad en el matrimonio y enseña que ninguna regulación Mosaica con una situación temporal, puede alterar la permanencia y la unidad del matrimonio que Dios diseñó originalmente. La enseñanza de la Iglesia Católica sobre la naturaleza Sacramental del matrimonio y su indisolubilidad se basa fundamentalmente en esta enseñanza de Jesús sobre el matrimonio. El matrimonio cris!ano implica un contrato sagrado y legal entre un hombre y una mujer, y a su vez se basa en una alianza especial con el Señor. Por esta razón Jesús dice que un matrimonio válido es permanente. Por lo tanto, la Iglesia ha enseñado firmemente siempre que un matrimonio Sacramental entre los Cris!anos en los que ha habido verdadero consen!miento matrimonial y la consumación, es absolutamente indisoluble, excepto por la muerte de uno de los cónyuges. El divorcio es inmoral también porque introduce desorden en la familia y en la sociedad. Este desorden trae graves daños al cónyuge abandonado, a los niños trauma!zados por la separación de sus padres y debido a su efecto contagioso, hace que sea verdaderamente una plaga en la sociedad.
Fr.Joseph Antony Sebastian
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