There is a beautiful anecdote given by Msgr. Arthur Tonne clarifying the message of today’s Gospel. Several years ago a bus driver in Oklahoma reached an unusual record. In 23 years he had driven a bus over 900,000 miles without a single accident. When asked how he had done it, he gave this simple answer: “Watch the road.” In today’s Gospel Jesus gives the same advice in several ways: “Therefore, stay awake”, “You must be prepared”, “For at an hour you do not expect, the Son of Man will come”. This is not only a good spiritual advice for the Advent season but also a safe rule for daily life. A good football player or basketball player should always concentrate his attention on the ball and the players. A good student must be alert, awake and attentive, watching the teacher and listening to his or her words. A good Catholic in the Church must be physically and mentally alert, watching the altar and actively participating in the prayers and songs. Like the Roman god Janus, who had two faces, one looking at the past year and the other looking into future, Christians during the Advent season are to look at the past event of the first coming of Jesus into the world and expectantly look forward to his second coming in glory.

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King Alexander of Macedonia, who in his day conquered land after land, used to observe a certain procedure. Whenever his army was encamped outside a heavily walled city or fortress, he would have a lighted lamp hung up where it was visible by day and night. He would then have the besieged inhabitants know that as long as the lantern kept burning, they had a chance to change their minds. But if the lantern was smashed and its light extinguished, then the city and all it contained would be mercilessly destroyed. And he kept his promise. If the lantern was smashed to pieces, all hope was gone. The Macedonians would storm the city, kill any person who could bear arms, and then ransack and destroy the city. The time of grace was over. – The lamp is still burning for us, this is a time for grace- but it will end!

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A woman was in the mall doing her Christmas shopping. She was tired of walking through every aisle of every store to find just the right present. She was stressed out by the mounting debt on her credit card. She was tired of fighting the crowds and standing in lines for the registers. Her hands were full and when the elevator door opened, it was full. “Great!” she muttered and the occupants of the elevator, feeling her pain, graciously tightened ranks to allow a small space for her and her load. As the doors closed she blurted out, “I think whoever came up with this Christmas junk ought to be found, strung up and shot!” A few others shook their heads or grunted in agreement. Then, from somewhere in the back of the elevator came a single voice that said, “Don’t worry. They already crucified him.”

Fr.Joseph Antony Sebastian
St. Joachim Church
21255 Hesperian Blvd Hayward, CA, USA 94541
Office Phone: 510 783 2766

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Nota de nuestro pastor:

Hay una bonita anécdota contada por Monseñor Arthur Tonne que clarifica el mensaje del Evangelio de hoy. Hace varios años un chofer de autobús en Oklahoma marcó un record difícil de igualar. En 23 años había recorrido más de 900,000 millas sin un solo accidente. Cuando se le preguntó cómo lo había hecho, dio esta sencilla respuesta: “Estoy atento al camino”. En el Evangelio de hoy, Jesús da el mismo consejo de varias maneras: “Por lo tanto, permanezcan despiertos”, “Deben estar preparados” “Nadie sabe ni el día ni la hora en que el Hijo del Hombre vendrá.” Esto no sólo es un buen consejo espiritual para el Adviento sino también una regla segura para la vida diaria. Un buen futbolista o basquetbolista siempre concentra su atención en la pelota y los jugadores. Un buen estudiante debe estar alerta, despierto y atento, observando al maestro y escuchando sus palabras. Un buen católico en la Iglesia debe estar física y mentalmente alerta, observando el altar y participando activamente en las oraciones y las canciones. Al igual que el dios romano Jano, que tenía dos caras, uno mirando al año pasado y la otra mirando hacia el futuro, los cristianos durante la época del Adviento deben mirar el acontecimiento pasado de la primera venida de Jesús a l mundo y esperar su segunda gloriosa venida.

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El rey Alejandro de Macedonia, que en su momento conquistó territorios extensos, solía colocar un candil encendido en su campamento antes de atacar a una ciudad o a una fortaleza. La luz del candil era visible de día y de noche. Así se hacía saber a los habitantes sitiados que, mientras el candil siguiera ardiendo, tendrían la oportunidad de rendirse. Pero si el candil era destruido y su luz apagada, entonces la ciudad sería destruida sin piedad. Fiel a su promesa, así sucedía. Al romper el candil toda esperanza desaparecía. Los macedonios asaltarían a todas las personas que pudieran combatir y luego procedían al saqueo y destrucción. El periodo de gracia había terminado. La lámpara todavía está ardiendo para nosotros, aún tenemos un tiempo de gracia, pero no será para siempre.

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Se hallaba una mujer en un centro comercial haciendo sus compras navideñas. Estaba cansada de caminar por todos los pasillos de cada tienda para encontrar el regalo adecuado. Estaba estresada por la creciente deuda en su tarjeta de crédito. Estaba cansada de abrirse paso entre la multitud que abarrotaba el centro comercial, estaba cansada de las largas filas para pagar las compras. Sus manos estaban ocupadas cargando los comprados y cuando se abrió la puerta del ascensor, vio que estaba casi a reventar de gente. “Genial” dijo con sarcasmo. Los ocupantes del ascensor, empatizando con ella se apretaron entre sí para hacer un espacio para ella y sus compras. Cuando las puertas se cerraron, ella dijo: -¡Creo que al que se le ocurrió esta tontera navideña se le debiera de amarrar y pegarle un par de tiros! Algunos asintieron y otros más gruñeron para mostrar su acuerdo con lo que se había dicho. Luego, desde el fondo del ascensor, alguien dijo: “No se preocupen, ya lo crucificaron.”

Fr.Joseph Antony Sebastian
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